La transformación de la biblioteca en un Centro de Recursos para el Aprendizaje no sólo implica cambios en el lugar de estudio y en los materiales disponibles, sino que genera un nuevo concepto, donde hay información actualizada y múltiples servicios, a disposición de la comunidad. El CRA no sólo colabora ofreciendo fuentes de información, sino también apoya a la planificación educativa, al incentivar la participación de todos los profesores en el proceso de selección de nuevos materiales, eligiendo los recursos más adecuados a sus necesidades pedagógicas.
En cuanto a los alumnos, el CRA permite que participen en un proceso de aprendizaje activo, donde los niños y jóvenes aprenden mejor. Ofreciendo información, apoyando la investigación, brindando lectura variada, estimulando su imaginación y promoviendo la autonomía, así enriquecen lo realizado en clases.
Los focos de trabajo de la biblioteca están relacionados con la evaluación, adquisición y compra de recursos. Creación y desarrollo de espacios destinados a la lectura e investigación, que son gestiones concretas para que profesores y estudiantes se conviertan en buscadores críticos, sujetos informados que aprendan y conozcan. Junto con ello está también la aventura del acercamiento a libros que inviten, por una parte a disfrutar de la lectura por placer, y por otra de la lectura como medio de aprendizaje de contenidos específicos, incidiendo así de manera directa o indirecta, en el fortalecimiento del hábito lector.
Hemos querido desarrollar en los alumnos, como una forma de conocerse a sí mismo, de descifrarse y descifrar el mundo, de encontrar en los libros y en los objetos de la cultura, alternativas para el crecimiento, para el diálogo, para favorecer el pensamiento y para desarrollar la sensibilidad.
La lectura desarrolla en los niños la capacidad de escuchar, los ayuda a aprender a leer más fácilmente y mejor, los inicia en el arte a través de las ilustraciones, los divierte, enriquece su lenguaje, sus experiencias y su calidad de vida. Garantiza, según los especialistas, un aprendizaje exitoso en el futuro, por eso, desarrollar en los hijos el gusto por la lectura desde pequeños es una gran tarea para los padres.
Un lector autónomo es aquel que no lee por obligación ni por prescripción académica, sino que hace de la lectura un proyecto de formación permanente, ligado a su proyecto de vida. Alguien que busca en los textos de la cultura –no sólo en los libros– alternativas para leerse, pensarse y construirse como ser humano y como ciudadano crítico, aún mucho después de concluir su educación formal. Desde ese punto de vista, aprender a leer es una tarea de toda la vida y crear lectores que sigan aprendiendo a leer siempre, puede ser la mejor herramienta para favorecer procesos educativos a largo plazo.
Los fundamentos y motivaciones entregados en los primeros años de escolaridad de los niños y niñas, sabemos que han de ser muy significativos para su futuro.